Despedida
padre, madre… hermanas,
adiós amigo, amor… amante.

Abducido en aeropuertos y terminales
repartido entre lugares
donde hubo sonrisas y lagrimas.

No digo adiós
pero lo hago.
Cuantos lamentos,
reproches y silencios.

Cargo este vacío
que no es soledad.

En tus labios hay consuelo
pero son morfina para mis sentimientos.

Lo que extrañaré después
será la complicidad,
el susurro de tu mirada al pasar
la caricia de mañana
—que no llegará—
de tus ojos sonriendo(me).

Una desintoxicación con nostalgia,
cuando mi vicio son tus manos
(de muchas las tuyas).

Viene de nuevo el terminal
el aeropuerto,
otra comida rápida de espera
trilladas angustias soberanas
en la común tristeza una costumbre.